9 abr 2012

Welcome Home - Radical Face

Sí, tengo miedo. Como te dije, me aterra la idea de volver a enamorarme de ti.
Y es que hay demasiado en juego: mi corazón y la poca sanidad mental que he encontrado a tu lado.
Y hoy solo quería escribir, sin saber bien qué es lo que quiero decirte. Que me cuides, quizás. O que cuides este cariño que pudimos gestar...
No lo tengo claro. Lo único que sé es que todo está dónde debió haber estado siempre. Que, aunque el camino más corto entre dos puntos sea una línea recta, yo estoy feliz de que las cosas se hayan dado de la manera en que se dieron. Para alguien como yo, que vive en la inmediatez y quiere tenerlo todo de manera automática, es refrescante vivir en la pausa de tus tiempos.
La calma de tu actuar me ralentiza, me hace bien.
No voy a apurar nada esta vez. No voy a aplastar esto con mis manías y mi afán de controlarlo todo.
Quiero estar aquí, a tu lado, bajo tus términos; que son bastante mejores que los míos.
Decir "te quiero, pololo" en tu oído pareciera ser la frase mágica que ordena el Universo y marca el comienzo de un instante delicioso...que termina, inevitablemente, con tus manos temblorosas enterradas en mi carne, tu aliento rápido y tibio en mi cuello y tus ojos clavados en los míos...
(sí, no quepo en mi cuerpo de felicidad, y no tengo ninguna intención de ocultarlo)

9 ene 2012

Getting coldfeet...

Años esperando a que el Universo mismo me trajera de vuelta a este lugar... y el miedo me consume, me siento fuera de lugar, como si tu cariño fuese prestado, como si alguien fuese a venir a arrebatármelo de las manos de nuevo.
En este momento horrible de las noches que siempre termina por alcanzarme despierta, lo único que quiero es salir corriendo y olvidar. Arrancarme el corazón y no tener nada que perder.
Y es que es tanto tanto lo que tengo cuando estoy a tu lado, que no sé si soy lo suficientemente fuerte como para arriesgarme a tenerlo, como para arriesgarme a perderlo...

4 nov 2011

La reflexión del día

Las mujeres, hasta el presente, han sido tratadas por los hombres como pájaros que, habiendo descendido de una altura cualquiera, se han perdido entre ellos: como una cosa delicada, frágil, salvaje, extraña, dulce, encantadora, pero también como algo que es preciso poner en una jaula para que no se vuele.

Lo dijo Nietzsche, señores. No se hagan los lesos.

Y, solo como alcance, no somos criaturas salvajes que esperan ser domadas. Jamás lo hemos esperado.

¡Cómo si se pudiera! ¡Cómo si uds. pudieran!

JA!