26 sept 2010

Jai Guru Deva Om

Una vez me dijiste "tú no sabes lo que quieres", y yo respondí "si sé..." y callé el resto. Razones no me faltan para callarme.
No me vas a creer cuando te diga que sé exactamente lo que quiero, siempre lo he sabido. Lo he palpado, lo he visto, lo he tenido TAN cerca (tan cerca que no me creerías).
Y sigo sabiendo exactamente lo que quiero. Exactamente.
Lo que no sé es cómo lo quiero, ni menos cómo obtenerlo. Esa es la complicación. Sé exactamente de qué partes se compone mi felicidad (porque la he experimentado millones de veces), el problema es encontrar las partes, hacerlas calzar, apropiártelas, unirlas de manera firme (con amor, cómo más iba a ser?)
El momento se acerca, y tendré que decidir entre muchas cosas...no puedo quedarme con todo, no porque la vida sea injusta o bla bla bla (tú vas a saber rellenar este espacio mejor que yo con una pila de ideas muy tuyas sobre la vida), sino porque hay daños que nadie tiene el derecho de hacer bajo ninguna circunstancia.
Cuando llegue el momento voy a estar lista. Dios ha estado escuchando mis plegarias. Lo sé. De a poco las cosas van tomando forma. Trataré de ser paciente. Confío en que existe un plan superior, un plan en el que mi felicidad y yo coincidimos.


20 sept 2010

12 sept 2010

Starting Over

Recomenzando. ¿No es acaso lo que siempre hacemos? Recomenzar. Con cada decisión que tomamos elegimos un camino determinado, que puede cambiar nuestra vida para siempre.
Hoy siento, como muchas otras veces, que es un nuevo comienzo. Y aunque pueda sonar contradictorio quiero recomenzar con un fragmento del pasado (porque a final de cuentas lo que hemos vivido en el pasado nos ha convertido en lo que somos).
Lo que sigue es un fragmento de "algo" que había comenzado ...y no pretendo terminar, porque lo que me impulsaba a escribir - ese sentimiento...- ha desaparecido.

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"Tapó su boca mientras pronunciaba su nombre, como si alguien fuera a verla en la soledad de esa pieza. Las lágrimas le salían con dificultad de los ojos, estaba deshidratada. El dolor de cabeza permanente no la dejaba pensar con claridad, aunque no sabía realmente si pensar era lo apropiado para un momento como ese. Después de todo, lo que la había llevado hasta ese lugar y esas circunstancias había sido su decisión “racional”. La primera y la última, se lo había prometido a sí misma.

Pronunciaba ese nombre como si fuese un amuleto capaz de espantar los malos recuerdos, el dolor, la decepción. Su nombre le traía a la mente imágenes recortadas de noches alegres, recuerdos de pequeños instantes que hacían que su vida no supiera tan mal como lo hacía en ese momento. Él tenía ese poder, el poder de convertir un instante ínfimo en un recuerdo duradero, eterno. Él."
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